Has encontrado un electrodoméstico a un precio de escándalo, pero le das la vuelta a la etiqueta y ahí está la explicación, una letra E sobre un fondo naranja. Aunque su precio inicial es una tentación, la eficiencia energética de tipo E es a menudo la trampa perfecta para el consumidor. En esta guía te voy a desvelar el coste real que se esconde detrás y por qué ese ahorro inicial puede convertirse en tu peor pesadilla.
Entendiendo la clase E: ¿qué significa este “aprobado raspado”?
En la nueva escala de la etiqueta energética (que va de la A a la G), la clase E se encuentra en la parte baja de la tabla. Es un indicador claro de un alto consumo energético. El gran cambio en el etiquetado ha hecho que muchos productos que antes parecían eficientes, ahora muestren su verdadera cara:
- Un antiguo A+ puede ser un E actual: muchos electrodomésticos que antes se vendían como eficientes (con la antigua clasificación A+, por ejemplo), con la nueva y más estricta escala, han sido degradados a la categoría E.
- Un “derroche” energético significativo: un producto de tipo E consume muchísima más energía que uno de las clases superiores. La diferencia no es pequeña, y se nota en la factura de la luz.
Si la clase D era un “aprobado justo” , la clase E es ese aprobado que te obliga a ir a recuperación en verano. Es un producto que cumple los mínimos legales para ser vendido, pero nada más.
El hábitat natural de la clase E
Esta calificación es muy común en dos escenarios muy concretos, y en ambos es una señal de que hay un gran margen de mejora.
En los electrodomésticos más baratos
Encontrarás la etiqueta E en los electrodomésticos de gama más baja o en modelos más antiguos que las tiendas quieren liquidar. Su precio de compra es muy tentador, pero es una trampa para el consumidor poco informado. El bajo coste inicial se evapora rápidamente con facturas de la luz más altas.
En el certificado energético de viviendas antiguas
Una calificación E en el certificado energético es, lamentablemente, la realidad de una gran parte de las viviendas en España, especialmente las construidas antes de los años 80 sin ningún tipo de aislamiento. Significa ventanas que no cierran bien, paredes sin aislar y sistemas de calefacción obsoletos. Es un auténtico sumidero de energía.
El coste real de lo “barato”: la clase E en tu factura
Aquí es donde las matemáticas no engañan. La diferencia de consumo entre un producto de clase E y uno de una categoría superior es abismal. Un frigorífico de clase E puede llegar a consumir el doble de electricidad que uno de clase C, y la diferencia con uno de clase B o A es todavía mayor.
Ese doble de consumo se traduce directamente en pagar el doble en la parte de la factura correspondiente a ese electrodoméstico. A lo largo de los 10 o 15 años que te va a durar, podrías estar tirando a la basura cientos y cientos de euros que podrías haber ahorrado invirtiendo en un modelo un poco mejor.
Mi consejo de experto: huye de la clase E. Es una mala inversión por donde la mires. El ahorro en la compra es un espejismo que se desvanece con la primera factura de la luz. Hoy en día, el mínimo aceptable para una compra inteligente debería ser la clase C.
¿Hay alguna situación en la que la clase E tenga sentido?
Te voy a ser totalmente honesto: es muy difícil justificar la compra de un producto de clase E. La única situación remotamente aceptable sería:
- Para un uso muy esporádico: si necesitas un pequeño electrodoméstico para una segunda residencia a la que vas dos semanas al año. En este caso, el mayor consumo no tendrá un gran impacto en el cómputo anual.
Para cualquier aparato de uso regular (frigorífico, lavadora, TV, horno…), la clase E es una decisión económicamente desastrosa a largo plazo.
¿Quieres mejorar la eficiencia de tu hogar?
Si tu casa tiene una calificación E o estás pensando en cambiar tus viejos electrodomésticos, necesitas un buen asesoramiento. Llama a uno de nuestros gestores y te ayudará a encontrar soluciones eficientes que te permitan ahorrar dinero desde el primer día.
Preguntas frecuentes sobre la eficiencia energética tipo E
Mi casa tiene una calificación E, ¿por dónde empiezo a mejorar?
▲Si tu vivienda tiene una calificación E, tienes un enorme potencial de ahorro. El primer y más rentable paso suele ser mejorar el aislamiento. Cambiar las ventanas por unas de doble acristalamiento y buen puente térmico es la inversión que más notarás. Después, puedes plantearte aislar las paredes (con un sistema SATE o inyección en cámara) y, finalmente, actualizar el sistema de climatización.
¿Un electrodoméstico de clase E nuevo consume menos que mi frigorífico de hace 20 años?
▼Sí, casi con total seguridad. La tecnología ha avanzado muchísimo. Un frigorífico de hace 20 años, aunque fuera el mejor de su época, probablemente consumiría hoy el equivalente a una clase G. Un modelo nuevo de clase E, aunque poco eficiente para los estándares actuales, será mejor que uno tan antiguo. Sin embargo, el salto de ahorro real lo notarás si inviertes en uno de clase C o superior.
¿Siguen vendiéndose legalmente productos de clase E, F y G?
▼Sí, es legal venderlos siempre que cumplan con los requisitos mínimos de ecodiseño que marca la Unión Europea. La etiqueta energética está precisamente para informar al consumidor del nivel de eficiencia de cada producto, permitiéndole tomar una decisión informada. Que sea legal no significa que sea una buena compra.