Infórmate gratis Telefono913 309 624
Eficiencia energética 4 de junio de 2025

Eficiencia energética: qué es y cómo entender su cálculo

Redacción Redacción
Última actualización Actualización: 4 de junio de 2025
En pocas palabras

¿Te suena eso de “eficiencia energética” pero no sabes muy bien qué es? Que no cunda el pánico, no eres el único. Hoy vamos a desgranar qué es eficiencia energética y cómo se calcula de una forma muy clara. Olvídate de fórmulas raras y tecnicismos que marean; aquí te lo contamos para que pilles el concepto y, sobre todo, por qué te interesa, ¡y mucho!

Entonces, ¿qué es realmente la eficiencia energética?

La eficiencia energética no es más que hacer lo mismo, o incluso más, pero utilizando menos energía. Piénsalo así de simple: es como si tu coche, de repente, pudiera llevarte el doble de kilómetros con el mismo litro de gasolina. Sería una pasada, ¿verdad? Pues eso, en esencia, es la eficiencia.

Y que quede claro: no se trata de pasar frío en invierno para ahorrar en la factura de la calefacción, ni de vivir a oscuras como si estuviéramos en una cueva. ¡Para nada! La idea es conseguir el mismo confort, la misma luz que necesitas, el mismo servicio que esperas de tus aparatos… pero con un “gasto” de energía mucho menor. Se trata de ser más listos y aprovechar mejor los recursos, no de vivir peor.

Imagina dos bombillas, un ejemplo clásico pero muy visual:

Una bombilla de las antiguas, de esas incandescentes, que se calientan un montón y consume 100 vatios (W) para dar una cantidad de luz determinada.

Una bombilla LED moderna, de las que encuentras ahora en cualquier sitio, que te da la MISMA cantidad de luz, pero solo consume 10 vatios (W).

¿Cuál es más eficiente? ¡Exacto, no hay color! La LED. Hace el mismo trabajo, que es iluminar, pero con muchísima menos energía. Eso, amigo mío, es la eficiencia energética en estado puro.

La idea clave detrás de “cómo se calcula” la eficiencia energética

Aquí es donde muchos se suelen atascar, pero te aseguro que es más sencillo de lo que parece a primera vista. No te voy a soltar una parrafada de fórmulas matemáticas que te hagan desconectar, porque la idea fundamental es muy intuitiva.

Para calcular la eficiencia energética, básicamente lo que hacemos es comparar dos cosas fundamentales:

  • La energía útil que obtenemos: esto es, el “trabajo” o el resultado que realmente queremos que haga el aparato o sistema.
  • La energía total que consumimos: esta es la energía que “paga” el aparato para poder hacer ese trabajo.

La eficiencia energética se expresa a menudo como una relación o un porcentaje. Cuanta más energía útil consigamos por cada unidad de energía que hemos consumido, pues más eficiente será ese sistema o ese aparato. Es pura lógica.

Piénsalo como si estuvieras preparando una receta de cocina:

Energía consumida: serían todos los ingredientes que compras en el supermercado: la harina, los huevos, el azúcar, la leche…

Energía útil: sería el delicioso bizcocho que finalmente sacas del horno, listo para disfrutar.

Pérdidas: sería la harina que se te cae al suelo mientras la echas, el trocito de masa que se quema y tienes que tirar…

Un buen cocinero, que sería como un aparato eficiente, consigue sacar el máximo bizcocho posible, es decir, la máxima energía útil, con la mínima cantidad de ingredientes, o sea, energía consumida, y desperdiciando lo menos posible en el proceso.

¿Por qué es tan importante entender esto (aunque no vayas a hacer los números tú mismo cada dos por tres)?

Quizás ahora mismo estés pensando: “Vale, lo pillo, la idea es sencilla, pero yo no me voy a poner a calcular la eficiencia de mi nevera con papel y lápiz”. ¡Y es totalmente normal que pienses así! Nadie espera que te conviertas en un experto en mediciones de la noche a la mañana. Pero entender el concepto de fondo te da un poder increíble como consumidor:

  • Tomas mejores decisiones de compra: cuando vayas a comprar un electrodoméstico nuevo o a instalar un sistema de climatización, sabrás por qué un aparato con una etiqueta energética A es mucho mejor opción que uno con etiqueta C, aunque el segundo parezca más barato de entrada. A la larga, el aparato eficiente te ahorra un buen pico en las facturas.
  • Entiendes mejor tus facturas de energía: empezarás a comprender por qué ciertos hábitos o el uso de determinados aparatos pueden disparar tu consumo y, por tanto, el importe a pagar.
  • Contribuyes al planeta y, de paso, a tu bolsillo: menos energía consumida significa que se utilizan menos recursos naturales para generarla y, además, se emiten menos gases contaminantes como el CO2. Y, claro, como guinda del pastel, una factura energética más baja cada mes.
  • Detectas “falsos ahorros” o gangas que no lo son tanto: A veces, algo parece una oferta irresistible por su precio inicial, pero si resulta ser un devorador de energía, es decir, poco eficiente, te acabará saliendo mucho más caro con el tiempo debido al alto consumo.

Saber qué es la eficiencia energética te convierte en un consumidor más inteligente, más informado y más consciente de tus decisiones.

Nuestra opinión experta

Tener un equipo eficiente es tan importante como encontrar la mejor tarifa de luz para tu hogar. Si quieres que te ayudemos a encontar la mejor opción, llama gratis al 91 330 97 04 y uno de nuestros asesores te atenderá de forma personalizada.

Telefono913309704

Diferencias clave: eficiencia energética vs. ahorro energético

Cuidado aquí, que esta es una confusión muy, muy común y es importante tenerla clara. Eficiencia energética y ahorro energético suenan parecido, y aunque están muy relacionados, no son exactamente la misma cosa.

Ahorro energético es, simplemente, consumir menos energía. Puedes ahorrar energía apagando las luces de las habitaciones donde no hay nadie, ¡lo cual está fenomenal y siempre es recomendable!

Eficiencia energética es, como ya hemos visto hasta la saciedad, obtener el mismo servicio o incluso uno mejor, pero utilizando menos energía para conseguirlo. Cambiar una bombilla vieja e ineficiente por una LED moderna es un claro ejemplo de mejorar la eficiencia.

Cómo ahorrar con tu climatización eficiente
En pocas palabras

Vamos con un ejemplo para que lo veas cristalino:

Si en pleno invierno decides apagar la calefacción por completo para no gastar, estás ahorrando energía, sí, pero lo más probable es que pases un frío considerable, sacrificando tu confort.

En cambio, si instalas un termostato inteligente que regule la temperatura de forma óptima y mejoras el aislamiento de tu casa para que el calor no se escape, conseguirás mantener tu hogar calentito utilizando mucho menos la calefacción. Eso es mejorar la eficiencia energética: mantienes el confort, pero reduces el consumo.

Lo ideal, por supuesto, es combinar ambas estrategias: ser eficientes en cómo usamos la energía gracias a tecnologías y aparatos mejores, y además, ahorrar siempre que podamos sin que ello suponga una merma importante en nuestra calidad de vida.

¿Y las etiquetas y certificados? ¿Qué pintan en todo este cálculo?

Las famosas etiquetas energéticas, esas pegatinas de colores que ves en casi todos los electrodomésticos, y los certificados de eficiencia energética que se exigen para las viviendas, son básicamente el resultado de aplicar todos estos cálculos de los que hemos estado hablando, pero de una forma estandarizada y oficial.

Los fabricantes de aparatos y los técnicos especializados en certificación realizan una serie de pruebas y cálculos, siempre siguiendo unas normativas y protocolos muy específicos, para determinar cuánta energía consume un aparato o un edificio para realizar su función principal.

Luego, ese resultado numérico se traduce a una escala de letras y colores que todos conocemos, que va generalmente de la A (lo más eficiente, a menudo con pluses como A+++) hasta la G (lo menos eficiente).

Esto se hace para que tú, como consumidor, puedas comparar diferentes modelos de forma fácil y rápida, sin tener que volverte loco con los números.

Así que, cuando ves una etiqueta A+++ en una lavadora, por ejemplo, significa que esa lavadora ha pasado por un “examen” de eficiencia muy riguroso y ha sacado la mejor nota posible. Es una forma visual y muy sencilla de entender el resultado de todos esos cálculos que te hemos contado.

Preguntas frecuentes sobre "Qué es eficiencia energética y cómo se calcula"

¿Qué diferencia hay entre eficiencia energética y rendimiento energético?

Mira, en muchos contextos del día a día, se usan casi como si fueran la misma palabra. Si nos ponemos un poco técnicos, el "rendimiento" suele ser el término más preciso para expresar esa relación matemática entre la energía útil que obtienes y la energía total que has tenido que consumir. Así que, si algo tiene un alto rendimiento, significa que tiene una alta eficiencia energética. Van de la mano.

¿Necesito ser un máquina en matemáticas para calcular la eficiencia energética de mis aparatos?

¡Qué va, para nada! Como hemos estado viendo, lo realmente importante es que entiendas el concepto, la idea que hay detrás. Para comparar aparatos cuando vas a comprar, ya tienes las etiquetas energéticas, que son como una chuleta que te hace ese trabajo. Si por curiosidad quieres hacer un cálculo muy aproximado del consumo de algo en casa, solo necesitas saber la potencia del aparato, que suele venir en vatios (W) o kilovatios (kW), y el tiempo que lo tienes encendido.

¿Cómo se mide la eficiencia energética en la práctica para un electrodoméstico como mi nevera?

Los fabricantes no lo hacen a ojo, claro. Siguen unos protocolos de prueba que están estandarizados a nivel europeo o incluso mundial. Miden la energía que consume el electrodoméstico, por ejemplo, un frigorífico, durante un ciclo de funcionamiento que se considera normal (como enfriar a una temperatura determinada durante un número de horas concreto) y lo comparan con el "servicio" que da, que en este caso es mantener los alimentos fríos y conservados. La relación entre lo que gasta y lo que hace, comparada con unos valores de referencia, es lo que le da su clasificación en la etiqueta energética, esa que va de la A a la G.