¿Toca renovar la nevera, la lavadora o ese horno que ya pide a gritos la jubilación? ¡Es el momento perfecto para pensar en la eficiencia energética de tus electrodomésticos! Ya sé que a veces nos fijamos mucho en el precio de compra, pero elegir bien puede significar un ahorro brutal en tu factura de la luz a largo plazo. Te voy a contar cómo elegir esos aparatos que de verdad gastan poco, y no solo mirando la letrita de la etiqueta, ¡hay más miga de lo que parece!
¿Por qué es tan importante la eficiencia energética en los electrodomésticos? ¡Más de lo que te imaginas!
Antes de meternos en faena y desvelarte los secretos para elegir bien, déjame que te recuerde por qué esto de la eficiencia en los electrodomésticos de casa es un tema tan crucial.
Primero, y lo que más nos suele tocar el bolsillo a todos: el ahorro económico. Un electrodoméstico eficiente, consume menos electricidad para hacer exactamente el mismo trabajo que uno que consume mucho más.
Menos kilovatios hora (kWh) gastados se traducen directamente en una factura de la luz más baja a final de mes. A lo mejor al comprarlo te cuesta un poquito más, es cierto, pero esa diferencia la amortizas con creces, y más rápido de lo que piensas, con lo que te ahorras en consumo. ¡Es una inversión de las inteligentes, de las que te hacen sonreír cuando llega el recibo!
Segundo, pero no por ello menos importante: el cuidado de nuestro planeta. Consumir menos energía significa que se necesitan quemar menos combustibles fósiles para generarla y, por lo tanto, se emiten menos gases contaminantes como el CO2 a la atmósfera. Cada vez que eliges un electrodoméstico de bajo consumo, estás poniendo tu granito de arena, uno muy valioso, para luchar contra el cambio climático.
Y tercero, ¡no nos olvidemos de tu propio confort! Los electrodomésticos más modernos y eficientes no solo ahorran energía, sino que también suelen incorporar tecnologías que mejoran su rendimiento, son más silenciosos (¡adiós al traqueteo de la lavadora vieja!) o conservan mejor tus alimentos. ¡Todo son ventajas, como ves!
Nuestra opinión experta
Tener un electrodoméstico eficiente es muy importante, pero también lo es tener una buena tarifa de luz para tu hogar. Si qnecesitas ayuda para encontrar la mejor opción, llama gratis al 91 330 97 04 y uno de nuestros asesores te atenderá de forma personalizada.
La etiqueta energética: tu primera pista, ¡pero no la única!
Seguro que ya conoces de sobra la famosa etiqueta de eficiencia energética, esa pegatina de colores que traen obligatoriamente todos los electrodomésticos nuevos que se venden en Europa.
Desde hace un tiempo, la escala se simplificó y ahora va de la letra A, que es la más eficiente y se muestra en un verde oscuro, a la G, la menos eficiente y de color rojo. Esta etiqueta es tu primera gran aliada para comparar de un solo vistazo el consumo teórico de diferentes modelos.
Te da información muy valiosa, como el consumo anual estimado en kWh, y otros datos específicos según el tipo de aparato: la capacidad, el consumo de agua en lavadoras o lavavajillas, el nivel de ruido… Es fundamental que la mires con atención y entiendas bien lo que te está diciendo.
Pero, y aquí viene el quid de la cuestión de este artículo, la letra de la etiqueta es un punto de partida excelente, ¡imprescindible incluso!, pero no lo es todo. Si de verdad quieres maximizar tu ahorro y elegir el electrodoméstico que se ajuste como un guante a tus necesidades y te ayude a ahorrar en tu hogar, hay otros factores igual de importantes que debes tener en el radar.
Más allá de la letra: factores clave para elegir electrodomésticos que ahorran de verdad
Vale, ya tenemos claro que la etiqueta es nuestra amiga. Pero, ¿qué más debemos mirar para asegurarnos de que estamos haciendo una compra redonda, de esas que te hacen sentir orgulloso cada vez que ves la factura de la luz? ¡Vamos a desgranarlo!
1. El tamaño sí importa: adecúa la capacidad a tus necesidades reales
Esto puede parecer evidente, pero te sorprendería la cantidad de gente que, compra electrodomésticos demasiado grandes para lo que realmente necesita en su día a día. Y un aparato más grande, aunque sea muy eficiente dentro de su categoría, casi siempre va a consumir más energía en términos absolutos que uno más pequeño que sea igualmente eficiente.
Piénsalo un momento, es pura lógica:
- Frigorífico: ¿Sois dos personas en casa y soléis comprar los alimentos frescos casi al día? Quizás no necesites ese pedazo de frigorífico americano de dos puertas que parece una nave espacial y ocupa media cocina. Un frigorífico eficiente combi de un tamaño adecuado a vuestras costumbres será más que suficiente y, sin duda, consumirá menos.
- Lavadora: si normalmente lavas poca cantidad de ropa cada vez, una lavadora de gran capacidad, por ejemplo de 9 o 10 kilos, estará la mayor parte del tiempo trabajando a media carga. Aunque muchos modelos tengan programas para ello, no siempre es lo más eficiente. Busca una lavadora eficiente con capacidad acorde a tus coladas habituales.
- Lavavajillas: aquí aplica lo mismo que con la lavadora. Si sois pocos en casa, o si no ensuciáis mucha vajilla, un modelo de 45 cm de ancho puede ser más adecuado para vosotros que un lavavajillas eficiente estándar de 60 cm. O, si optas por el grande, asegúrate de llenarlo siempre antes de ponerlo en marcha.
- Horno: si sueles cocinar para una o dos personas, o preparaciones sencillas, un horno compacto o uno que tenga una función específica de cocción en un solo nivel puede ser mucho más eficiente que un horno de tamaño familiar enorme.
Antes de decidirte por un modelo, para un momento y analiza bien tus hábitos de consumo y el número de personas que sois en casa. ¡No te dejes llevar solo por las ofertas flash o por la idea de que “cuanto más grande, mejor”!, porque en eficiencia energética, a veces menos es más.
2. Tecnologías específicas de ahorro: ¡los “superpoderes” de los electrodomésticos eficientes!
Los fabricantes no paran de innovar y se estrujan el cerebro para incorporar tecnologías en sus aparatos que nos ayuden a reducir el consumo de energía. Conocer algunas de las más comunes te dará una ventaja enorme a la hora de elegir con más criterio y conocimiento de causa:
- Motores Inverter: estos los encontrarás en lavadoras, frigoríficos, congeladores, aires acondicionados… Son una auténtica joya. En lugar de funcionar siempre a tope y luego parar de golpe (como los motores antiguos), estos motores pueden adaptar su velocidad y su potencia a las necesidades reales de cada momento. ¿El resultado? Un menor consumo de energía, bastante menos ruido durante el funcionamiento y, por lo general, una mayor durabilidad del electrodoméstico. ¡Son una inversión que merece mucho la pena!
- Tecnología No Frost (en frigoríficos y congeladores): esta maravilla evita la formación de esa molesta escarcha en el interior. Esto no solo te ahorra la pesadez de tener que descongelar el aparato cada dos por tres, sino que también mejora la eficiencia, ya que la escarcha actúa como un aislante y hace que el motor tenga que trabajar más para mantener la temperatura.
- Programas ECO: casi todos los electrodomésticos modernos, como lavadoras, lavavajillas u hornos, vienen con programas específicos llamados “ECO”. Es cierto que suelen durar un poco más de tiempo, pero lo hacen porque utilizan menos agua y/o calientan el agua a una temperatura más baja, consiguiendo un ahorro energético muy significativo. ¡Úsalos siempre que tus horarios te lo permitan!
- Sensores de carga: algunos modelos pueden detectar la cantidad de ropa o de vajilla que has metido dentro y ajustar automáticamente la cantidad de agua necesaria y la duración del ciclo. ¡Así te aseguras de no gastar ni una gota ni un vatio de más!
- Sistemas de autolimpieza (en hornos): la pirólisis (que descompone la suciedad con calor muy alto) o la aqualisis (que usa vapor para ablandarla) pueden ayudarte a mantener el horno limpio. Aunque la pirólisis consume bastante energía en el momento de la limpieza, un horno limpio transmite mejor el calor a los alimentos, lo que a la larga puede mejorar su eficiencia en el cocinado diario.
- Zonas de inducción flexibles (en placas de cocina): estas placas son geniales porque permiten adaptar la zona de cocción al tamaño exacto del recipiente que estés usando, ya sea una sartén pequeña o una olla grande. Así se evita calentar zonas de la placa que no se están utilizando y se pierde mucha menos energía.
- Modo Stand-by de bajo consumo (en televisores y otros aparatos electrónicos): aunque lo ideal para ahorrar de verdad es apagar los aparatos del todo cuando no los usas, si por alguna razón van a quedarse en modo de espera (stand-by), es importante que su consumo en este estado sea mínimo. Fíjate en este detalle, ¡que los “vampiros energéticos” existen!
Cuando estés en la tienda o navegando online comparando modelos, no te quedes solo en la letra de la etiqueta; investiga un poquito qué tecnologías de ahorro específicas incorpora cada uno. ¡Puede marcar una diferencia notable en tu factura y en tu comodidad!
3. Tus hábitos de uso: ¡tú también juegas un papel fundamental en el ahorro!
De nada sirve que te compres el electrodoméstico más eficiente y con la tecnología más puntera del mercado si luego lo usamos de cualquier manera, ¿verdad? Nuestros hábitos diarios tienen un impacto enorme, en el consumo final de energía de nuestros aparatos. Aquí te dejo algunos consejillos generales, de esos que son de sentido común pero que a veces se nos olvidan:
- Frigorífico y congelador: intenta no meter alimentos calientes dentro, ¡déjalos enfriar primero! Abre la puerta lo menos posible y asegúrate de cerrarla rápido para que no se escape el frío. Comprueba de vez en cuando que las gomas de la puerta cierran herméticamente. Y, muy importante, no lo coloques cerca de fuentes de calor como el horno, un radiador o donde le dé el sol directo, porque tendrá que trabajar mucho más.
- Lavadora y Lavavajillas: siempre que puedas, úsalos a carga completa, pero sin pasarte y apretujar la ropa o los platos. Lava en frío o a la temperatura más baja que te permita el tipo de ropa o suciedad; la mayor parte de la energía de estos aparatos se va en calentar el agua. Y no te olvides de limpiar los filtros con regularidad, ¡un filtro sucio hace que trabajen peor y gasten más!
- Horno: evita abrir la puerta innecesariamente mientras estás cocinando. Cada vez que lo haces, se pierde alrededor de un 20% del calor acumulado y el horno tiene que volver a gastar energía para recuperarlo. Aprovecha el calor residual apagándolo unos minutos antes de que termine la cocción; los alimentos se seguirán cocinando. Y si tienes que hornear varias cosas, intenta hacerlo a la vez si es posible.
- Secadora: es uno de los electrodomésticos que más energía consume, así que úsala con cabeza. Centrifuga bien la ropa en la lavadora antes de meterla en la secadora para quitarle la mayor cantidad de agua posible. Y, limpia el filtro de pelusas después de cada uso, es fundamental para su eficiencia.
- Pequeños electrodomésticos (como la tostadora, la cafetera o el microondas): acostúmbrate a desenchufarlos cuando no los estés utilizando. Muchos de ellos siguen consumiendo una pequeña cantidad de energía incluso cuando están apagados pero enchufados, es lo que se conoce como “consumo fantasma” o stand-by.
Adoptar estos pequeños gestos en tu rutina diaria puede suponer un ahorro sorprendente en tu factura de la luz a final de mes, ¡incluso con los electrodomésticos que ya tienes en casa! No se trata de hacer grandes sacrificios, sino de ser un poco más conscientes y usar los aparatos con un poquito más de cabeza y cariño. Y si necesitas ayuda para contratar la mejor tarifa de luz, llama gratis al 91 330 97 04.
4. El coste del ciclo de vida: ¡no mires solo el precio de compra, mira a largo plazo!
A veces nos pasa: vemos un electrodoméstico que está de ofertón, con un precio muy bajo, y nos lanzamos a por él sin pensarlo dos veces. Pero, ¿te has parado alguna vez a calcular cuánto te costará realmente ese aparato a lo largo de toda su vida útil? Me refiero a sumar el precio de compra más lo que te va a gastar en electricidad durante, pongamos, los 10 o 15 años que esperas que te dure.
Es muy, muy probable que un electrodoméstico que sea un poquito más caro al comprarlo, pero que tenga una clasificación energética mucho mejor (una A o una B en la nueva etiqueta, por ejemplo) y que incorpore esas tecnologías de ahorro que te he contado, te salga muchísimo más barato a la larga. Esa diferencia de precio que pagas al principio la puedes amortizar en unos pocos años con el ahorro que consigues en la factura de la luz.
Vamos a echar unas cuentas rápidas y sencillas para que lo veas más claro:
Imagina dos frigoríficos:
- Frigo 1 (Menos eficiente): precio de compra 400€. Consumo anual según etiqueta: 300 kWh.
- Frigo 2 (Más eficiente): precio de compra 550€. Consumo anual según etiqueta: 150 kWh.
Supongamos que el precio del kWh es de 0,15€ (esto es un ejemplo, ¡mira tu factura!) y que esperas que el frigo te dure 10 años.
- Coste total Frigo 1: 400€ (compra) + (300 kWh/año * 0,15 €/kWh * 10 años) = 400€ + 450€ = 850€.
- Coste total Frigo 2: 550€ (compra) + (150 kWh/año * 0,15 €/kWh * 10 años) = 550€ + 225€ = 775€.
¡Sorpresa! El Frigo 2, aunque era 150€ más caro al comprarlo, a lo largo de 10 años te resulta 75€ más barato. Y si te dura más años, ¡el ahorro es aún mayor! Esta es una cuenta que de verdad merece la pena echar antes de decidirse.
No te quedes solo con la etiqueta del precio en la tienda; piensa como un inversor inteligente. A veces, pagar un poco más al principio por un electrodoméstico de alta eficiencia energética es la decisión más económica a largo plazo.
Preguntas frecuentes sobre eficiencia energética en electrodomésticos
¿Realmente se nota tanto el ahorro en la factura al elegir electrodomésticos eficientes?
▲¡Vaya si se nota, y a veces un montón! Sobre todo lo vas a notar en los electrodomésticos que más horas están funcionando sin parar, como es el caso del frigorífico, o en aquellos que necesitan mucha energía para calentar agua, como la lavadora o el lavavajillas. La diferencia de consumo entre un electrodoméstico de muy alta eficiencia (por ejemplo, una clase A o B de la nueva etiqueta) y uno de baja eficiencia (como una F o una G) puede ser de más del 50%, ¡o incluso más! A lo largo de varios años de uso, esto se traduce en cientos de euros de ahorro en tu factura eléctrica. ¡No es ninguna tontería!
¿Dónde más puedo encontrar información fiable sobre la eficiencia de un electrodoméstico antes de comprarlo?
▼La propia etiqueta energética es la fuente de información más estandarizada y obligatoria. Además de eso, te recomiendo que siempre consultes la ficha técnica del producto, que el fabricante suele facilitar tanto en su página web como, a veces, en la propia tienda. También existen organismos de consumidores y algunas páginas web especializadas que realizan análisis y comparativas independientes de electrodomésticos, donde a menudo se detallan aspectos de eficiencia y las tecnologías de ahorro que incorporan. Y no te olvides del código QR que viene en la nueva etiqueta energética: si lo escaneas con tu móvil, te lleva directamente a la base de datos europea EPREL, donde encontrarás un montón de información detallada del modelo.
En términos de eficiencia energética, ¿es mejor un frigorífico con tecnología No Frost o uno de los cíclicos de toda la vida?
▼Es una duda muy común. Los frigoríficos No Frost tienen la gran ventaja de que evitan la formación de escarcha en el interior. Esto, en teoría, ayuda a mantener una eficiencia energética más constante a lo largo del tiempo, porque la escarcha actúa como un aislante y obliga al motor a trabajar más para mantener la temperatura fría. Sin embargo, el propio sistema No Frost (que incluye un ventilador y resistencias) consume algo de energía para funcionar. Los frigoríficos cíclicos tradicionales, por su parte, pueden ser muy eficientes si se descongelan regularmente, pero claro, ¡ahí está el engorro de tener que hacerlo! Hoy en día, los modelos No Frost más modernos han mejorado muchísimo su eficiencia. Mi consejo es que, al final, compares modelos específicos fijándote en su etiqueta energética y en las tecnologías adicionales que incorporen. Un No Frost de alta eficiencia puede ser una excelente opción por la comodidad que ofrece y por mantener un buen rendimiento energético a largo plazo.
¿Los programas "ECO" que traen muchos electrodomésticos realmente sirven para ahorrar energía o son solo un reclamo publicitario?
▼¡Sí, los programas ECO realmente ahorran energía! Aunque a veces te pueda parecer que tardan más tiempo en completar el ciclo (esto es muy común en lavadoras o lavavajillas, por ejemplo), lo hacen porque están diseñados para utilizar temperaturas más bajas para calentar el agua (que es donde se va la mayor parte de la energía en estos aparatos) o para optimizar los ciclos de aclarado y secado, usando menos agua o menos calor. El resultado es que el consumo total de energía y/o de agua es significativamente menor que en los programas normales o rápidos. Así que, siempre que no tengas una prisa imperiosa, ¡acostúmbrate a usar el programa ECO sin dudarlo! Tu bolsillo te lo agradecerá.